Saturday, March 22, 2008

el trasvesti de la esquina

Es practica común (sobre todo en zonas evangelizadas al cristianismo, como es el caso de la región) al cambiar de ideología, o digamos al imponer una nueva ideología dominante, derribar los edificios construidos que representen la materialización de la ideología a sustituir, manteniendo la cimentación y sobre ella construir un nuevo edificio emblemático, dirigido a las mismas actividades pero con una visión distinta

Otro caso es cuando un edificio deja de servir para lo que fue hecho. Termina la necesidad o bien se traslada a otro lugar. Esto lleva a ese edificio al abandono y deterioro gradual, o en el mejor de los casos, a cambiar radicalmente el uso del edificio, a cambiar el programa del edificio, o digamos la función. En este caso las actividades a realizar son distintas a las actividades para las que fue originalmente diseñado y es evidente asumir que entonces el edificio tiene que cambiar, mas que eso, tiene que transformarse de acuerdo al nuevo programa de actividades, cambios tan fuertes que van mas allá de la forma y la configuración que exigen cambios estructurales no solo al interior, también al envolvente. En estos casos lo único que queda, lo único que se puede respetar es la imagen anacrónica de una edificación de época, que por su lenguaje es identificable con su función original, pero que ahora es transgredida con un nuevo programa.

Pues en Tijuana no pasa así.



Acá los edificios no son reemplazados por otros en su estructura, acá lo que hacemos es remodelar la fachada del mismo edificio, parchando los elementos modernistas que no logramos comprender y lo hacemos un poco mas común, mas vulgar. Lo tapamos para negar una época mas digna y mas propositiva de la ciudad, como es el caso del edificio de correos de la zona centro, que ha perdido el carácter que originalmente tuvo en su esplendor.



Cuando queremos cambiar el programa de un edificio de época, lo primero que hacemos es borrar toda evidencia de esa época. Escondemos la claridad y rectitud con coloretes y caprichos. Y para regionalizarlo lo enfermamos de esa plaga llamada teja, sobreponiendo elementos innecesarios hasta perder la plasticidad de la figura monumental, como es el caso del antiguo edificio de la CANACO, ahora Museo de Cera de la ciudad, que fue remodelado o digamos vandalizado de manera legitima. Curiosamente por el mismo autor de la ampliación del Centro Cultural Tijuana - CECUT, que ahora esta por concluirse.

Estos son los travestís de la esquina, no por voluntad propia y todos hemos sido cómplices.

1 comment:

Rene said...

ah y claro se te olvido mencionar que gracias al arquitecto que esta haciendo el edificio del ceut ( ese qe tiene el mosquitero) se transformo el museo de cera en esa caricatura californiana