Monday, March 3, 2008

llegué tarde?



Cámara en mano, memoria vaciada y pila recargada. Directo al patio central de palacio municipal. Generalmente nada que ver hay en ese lugar.
Hace unas semanas residentes de la colonia popular terrazas del valle fueron desalojados, debido a irregularidades en la tenencia de la tierra. En fin, toda una serie de cuestiones jurídicas muy elaboradas que se prestan a echar culpas y responsabilidades.

Desde entonces se instalaron en el patio central de un edificio, cuadrado hasta en su forma. Vacío, techado y cerrado a no ser por dos portones opuestos.
Casas de campar, vigas de madera, lonas, carpas, bancas. Con todos los elementos que lograron desprender de sus antiguas viviendas y transportar, gradualmente levantaron estructuras efímeras convirtiendo este patio cerrado en su espacio de habitar, su espacio de vida diaria. El lugar emergente en su primordial expresión. Colonos vecinos se integraron. Lo encontraron el contenedor idóneo.




las notas alarmantes aparecieron en los diarios:
‘Amenazan’ vecinos durar dos meses en plantón en Palacio Municipal
Levantan "plantón" colonos de Terrazas del Valle

De lejos se les veía, sin acercarse demasiado para no invadirles, para no entrar a su comunidad. Niños jugando el balón, frijoles, música. Quien llegaba de fuera y por inercia caminaba a patio central después de unos pasos sentía entrar a un territorio ajeno e inmediatamente se regresaba a la seguridad del pasillo perimetral.
La invasión del antojo a la razón.

Así estuvieron por varios días, este primer intento es una genuina invasión, una intervención en el espacio publico que permite desarrollar las labores acostumbradas, pero no sin forzar al espectador/usuario a leer las lonas escritas y a leer la interrupción del espacio abierto, a modificar ligeramente los movimientos programados. Una intervención que ya muchos artistas, locales e internacionales, bien quisieran lograr.

El pasado jueves todo cambio. Hubo un reacomodo voluntario del sembrado original y las casas de campar improvisadas dejaron libre paso a un par de senderos a manera de cruz, conectando ambos accesos, para cuando menos no estorbar, era la opinión común.
De ser una intervención se convirtió en una exposición de chozas recicladas y letreros mal escritos, invitando al espectador a pasearse libremente. El día siguiente llegaron a un acuerdo, desensamblaron sus estructuras y las llevaron a otra parte, regresándole al edificio su vacío interno.








Supongo que esa ha sido la historia de Tijuana: La irregularidad. La invasión. La exigencia. La gratificación inmediata. El exceso. Lo feo.
Esta gente solo hace lo que se ha venido haciendo las ultimas cuatro décadas en esta ciudad. Los que estamos aquí hemos sido testigos y partícipes de esta modalidad de crecimiento, la movilización de grupos rezagados, en su mayoría recién llegados, para la obtención de espacios donde improvisar sus viviendas.
Lo que sigue después de esta irregularidad, de estos desalojos y para evitar esta practica, se les busca un lugar donde hacerles ciudad y cambiar esos emplazamientos de casas informales por fraccionamientos de condominios. Esto es la nueva modalidad.

No se si llegué tarde, pero ya no alcancé a tomar fotos, me interesaba el aspecto de las texturas pero sólo me quedé con esta impresión de la configuración espacial.

No nos lo perdimos, por que así es Tijuana y se que demasiado pronto esto se sucederá.

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